Hace pocos días se cumplían cuatro años del mayor incendio forestal que se recuerda en España. Ocurrió muy cerquita de nosotros. Fue tal su magnitud que afectó a 6 localidades de Huelva (El Berrocal, Escacena del Campo, Minas de Río Tinto, Paterna del Campo, Zalamea La Real y Nerva) y a 5 de la provincia de Sevilla (Aznalcollar, El Castillo de las guardas, El Garrobo, Gerena y El Madroño). Arrasó 35.000 hectareas (el equivalente aproximado a 35.000 campos de fútbol), mató a 2 personas que quedaron atrapadas en su coche y más de 1000 personas tuvieron que ser evacuadas. En esa fecha, desde Sevilla capital se podía ver una enorme nube gris que cubría todo el horizonte desde el oeste. Miles y miles de partículas negras revoloteaban por la ciudad, consecuencia de la enorme magnitud del incendio.
La actuación de la administración pública en esta catástrofe no fue demasiado acertada y muchas de las promesas que se hicieron para paliar todo ésto, no se están cumpliendo (como por ejemplo, sustituir las zonas quemadas de eucaliptos por otras de monte mediterráneo).
Para más inri, algunas de las fincas afectadas por el incendio han pasado a ser propiedad de algunos afamados contructores.
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