





Ese mamífero carnívoro doméstico de la familia de los cánidos, de tamaño, forma y pelaje muy diverso, le lamió la mano, le trajo las pantuflas, le lamió el torso, lamió su frente, corrió a su alrededor, ladró, chilló, lloró. Esa mañana su Dios no despertó.
Si quieres ver la historia completa pincha aqui:
http://www.atean.es/descargas/chucho.pdf
Foto: Charly Saladén Vargas
Textos: Miguel Ruiz Poó
1 comentario:
Aunque triste, muy buena la historia. A veces el ser humano se empeña en empeorar las circunstancias ya de por sí desagradables.
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